El camino es largo y el asiento pequeño. Es lo que toca cuando quieres viajar barato en transporte público y las dimensiones de tu fémur, tibia y peroné (entre otros) te tocan muy mucho la moral.
No hay ganas de contar historias.
No hay tiempo de subir videos.
No hay nada en mi estomago.
Por no haber, no hay ni medalla.
Sin embargo, contento que me voy.
viernes, 19 de febrero de 2010
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